Muchos de estas interpretaciones se basan en prejuicios contra la Iglesia y la gran mayoría de interpretadores fundamentalistas terminan contradiciéndose. Esto también se debe a la ignorancia sobre lo que enseña la Iglesia Católica.
En 1 Tim 2, 5 se utiliza la palabra "mesités" (mediador) y también en otros pasajes del Nuevo Testamento de la Biblia en griego, un término que mayormente aparece junto a "alianza": Jesús es el mediador de la nueva alianza.
Cuando en la parte final de 1 Tim 2, 5 se dice " Cristo Jesús hombre", se nota la intención del apóstol Pablo por demostrar que es como hombre que Jesús es capaz de ser el reconciliador y mediador para el hombre. Ya que el pecado vino de la desobediencia del ser humano el único que puede redimirlo deberá ser humano. Algunos han querido utilizar este mensaje de Pablo para quitarle el oficio de mediadora a la Iglesia y añaden arbitrariamente la cita de Col 1,18: "Cristo es la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia", pero el carácter de mediador en Jesús es parte de su función como hombre y no como cabeza de la Iglesia.
Es importante señalar que algo en lo que católicos y protestantes están de acuerdo sobre el texto es que Pablo subraya que Jesús es verdadero hombre y no sólo un mediador. El texto no va en contraposición de la Iglesia, salvo que se busque un quinto pie al gato.
Los siguientes comentarios tratan el término mediador:
"El que Cristo sea el único mediador no significa que haya terminado el papel de los hombres en la historia de la salvación. La mediación de Jesús reviste acá abajo signos sensibles: son los hombres, a los que Jesús confía una función para con su Iglesia; incluso en la vida eterna asocia Jesucristo, en cierta manera, a su mediación los miembros de su cuerpo que han entrado en la gloria. (...) Los que desempeñan no son, propiamente hablando, intermediarios humanos con una misión idéntica a la que tuvieron los mediadores del AT; no añaden una nueva mediación a la del único mediador: no son sino los medios concretos utilizados por éste para llegar a los hombres. (...) Evidentemente, esta función cesa una vez que los miembros del Cuerpo de Cristo se han reunido con su cabeza en su gloria. Pero entonces, respecto a los miembros de la Iglesia que luchan todavía en la tierra, los cristianos vencedores ejercen todavía una función de otra índole. Asociados a la realeza de Cristo (Rev 2,26s; 3,21; cf. 12,5; 19,15), que es un aspecto de su función mediadora, presentan a Dios las oraciones de los santos de acá abajo (5,8; 11,18), que son uno de los factores del fin de la historia." (Leon-Dufour, Vocabulario de Teología Bíblica)
"Los cristianos comparten la autoridad del rey de reyes, constituyéndose en mediadores sacerdotales en el mundo de la humanidad." ( Harrington, Revelation)
El cristiano cuando reza por otro o a un santo, su oración es en Cristo, no pensando que Cristo no tiene nada que ver en la oración. Nuestra oración no excluye la mediación de Cristo sino que es una mediación participada de su mediación. Así, en la Escritura se demuestra como muchas cualidades de Dios se nos atribuyen a nosotros.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos indica (956):
Por el hecho que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad... no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra... Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad.
Muchos cristianos piensan que los santos y todos los que mueren ya no pueden rezar. Es un error increíble pensar que Dios no permita que el amor de los santos siga viviendo al rezar por sus seres amados pues se olvida que nuestro Padre es Dios de vivos, y no de muertos. "Los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos" (Ap 5,8).
La mediación de los santos es real y verdaderamente fuerte ya que ellos viven la Gloria de estar con Cristo en los Cielos, y siguiendo de nuevo al apóstol Pablo cuando dice: "Exhorto, pues, ante todo que se hagan rogativas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres (1 Tim 2,1)", los cristianos tenemos la necesidad de orar para vivir el amor reconciliador que nos enseñó Jesús al abrirnos las puertas de la Casa del Padre.
Fuente: aciprensa
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