Según la tradición, una vieja arca de la localidad de Ledesma alberga los huesos de los pastores Isacio, Josefo y Jacobo, que adoraron al Niño Jesús en su nacimiento
ÁNGEL DEL POZO/VALLADOLID
La bella localidad salmantina de Ledesma alberga una de las reliquias más sorprendentes que podemos encontrar en toda la geografía nacional, se trata de los presuntos restos de los pastores de Belén. Estaríamos hablando de aquellos primeros testigos del nacimiento de Jesús de Nazaret, un alumbramiento que cambió la historia de la humanidad. Un enigma apasionante, digno de novelarse, con multitud de claves ocultas, como su increíble descubrimiento o la existencia de un extraño papel depositado en la arqueta de madera -forrada en piel y bellamente claveteada- que alberga los huesos y utensilios de los conocidos como Santos Pastores. Para indagar en esta rocambolesca historia hemos puesto rumbo a este municipio salmantino, declarado Centro Histórico Artístico en la década de los setenta. Antes de descubrir los entresijos de la visita, es conveniente que nos adentremos en los orígenes de esta peculiar tradición.
El primer día de Navidad
Cuenta el evangelio de San Lucas que «había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turnos durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: 'No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy en la ciudad de David un salvador, que es el Cristo Señor. Y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre'. Y de pronto, se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 'Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace ' Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: 'Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.' Fueron a toda prisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño .» .
Sostiene la tradición cristiana que la aparición de la corte celestial tuvo lugar en una gruta natural, situada en la mitad del valle, colina abajo al este de Belén y también da nombre aquellos pastores: Isacio, Josefo y Jacobo.
A finales del siglo IV esta gruta fue convertida en un pequeño santuario llamado Pomenion -también conocido como del Rebaño o del Redil- que atrajo a gran número de peregrinos. El obispo francés Arculfus, en el año 670, fue uno de los primeros peregrinos occidentales que visitó Tierra Santa después de la conquista musulmana y relata su paso por el lugar: «A una milla al este de Belén se alza una antigua iglesia de los tiempos de Constantino que contenía las tres tumbas de los Santos Pastores, al lado de una torre llamada Torre del Rebaño (Turris Ader)».
Cuando los cruzados ocuparon Jerusalén el 15 de julio de 1099 se apropiaron de todos los lugaressantos, tanto de la Ciudad Santa como de Belén. Asimismo, como la tradición había identificado durante siglos el lugar del reposo de los Santos Pastores, los cruzados construyeron sobre los restos de la originaria iglesia bizantina la Gloria in Excelsis. Años más tarde y ante el avance de las fuerzas árabes musulmanas bajo el liderazgo del Sultán Salan al Din (Saladino), muchas reliquias de santos y mártires fueron llevados por los cruzados a Europa. De este modo un caballero bletisiano (de Bletisa o Ledesma) trajo las reliquias de los Santos Pastores a la villa salmantina.
Hay varios testimonios a lo largo de los siglos que parecen corroborar estos hechos. Por ejemplo, el del arcipreste Julián Pérez de Santa Justa de Toledo o el de Luitprando, obispo Cremonense, que fueron recogidos por el presbítero Francisco Zato Gómez -natural de la villa- en el año de 1723. Incluso el Papa Inocencio XI concedió indulgencias plenarias, «a la cofradía bajo la advocación de los Santos Jacobo, Isacio y Josefo, canónicamente erigida y fundada en la iglesia parroquial de San Pedro de la villa de Ledesma, diócesis de Salamanca». Cofradía que existió en la villa entre los años 1662 y 1728 y que veneró a los Santos Pastores.
Muchas sorpresas
Todo parece indicar que no hay tal misterio y es evidente la procedencia de las reliquias que han llegado hasta nuestros días. Pues no, no está tan claro y es que en mi visita a la localidad salmantina, pude comprobar que existen demasiados enigmas todavía sin resolver sobre este asunto
En el municipio me esperaba Casimiro Muñoz -el cura de Ledesma-, una persona amable que me dio todas las facilidades y me explicó sus arduas investigaciones para esclarecer el enigma. Ya me sorprendía de entrada con esta afirmación: «Todo parece indicar que los testimonios recogidos por Francisco Zato son (falsos) cronicones escritos en el siglo XVI por un sacerdote jesuita con un afán apologético y, desde luego nada histórico». Más sólido le parece al sacerdote el 'breve' del Papa Inocencio XI, quien sí da nombre a los pastores aunque no les relaciona con la localidad de Belén.
Lo mismo sucede con la cofradía que veneró a los Santos Pastores, en sus más de cincuenta años de existencia, que nunca da nombre a los pastores ni relaciona a estos con la localidad palestina. Sin embargo, la gran sorpresa aún estaba por llegar. El cura asegura que «todas las citas que he podido verificar hasta el momento afianzan mi sospecha de que se han fusionado en este asunto, cuanto menos, dos tradiciones distintas, aunque la investigación todavía no es del todo concluyente y hay que seguir estudiando».
Casimiro se refería, entre otras citas, a lo narrado por el historiador Antonio Gil González de Ávila, -cronista oficial del rey Felipe III-, en su obra 'Historia de las antigüedades de la Ciudad de Salamanca', publicada en 1606. En este texto escribe lo siguiente: «A esto se le añaden otras grandezas que le dan no menos fama: una es el venerarse en ella las reliquias de dos Santos Pastores. De sus vidas y nombres no hay cosa alguna escrita, ni hay más memoria de ellos de lo que el tiempo y la tradición han sustentado, que pasaban la vida guardando el ganado al derredor de la villa. Sucedió que, muriendo ambos en un punto, milagrosamente se tocaron las campanas de San Pedro de Ledesma; y acudiendo sus moradores a saber la causa de esta maravilla, hallaron los cuerpos difuntos junto a la ermita de Santa Elena. En qué año, mes y día sucediese este milagro, y transito, no se sabe. Y en esta iglesia de San Pedro se muestran demás de sus cuerpos, las ondas, zurrón y leznas que traían consigo».
Por tanto, habla de dos pastores y no tres, y no dice nada de Belén ni de sus supuestos nombres. Sin embargo, cuando el sacerdote me mostró el arca que contiene los restos y utensilios de los Santos Pastores, me enseñó un papel del interior que genera todavía más incógnitas. En él se pude leer: «De (tachado) los gloriosos Josefo, Ysacio y Jacobo pastores de Belén que merecieron ver y adorar los primeros a Cristo Dios y hombre recién nacido en el Portal». El papel no es ningún legajo ni antiguo manuscrito, sino que todo parece indicar que se trata por el tipo de letra de imprenta, de un escrito del siglo XIX.
¿Quién puso ese papelito dentro del arca y con que fin? Todavía es una incógnita sin desvelar, que lo único que hace es añadir más intriga a esta historia. Una historia que hoy conocemos gracias al increíble descubrimiento del misterioso cofre, que permaneció oculto durante siglos hasta que fue sacado a la luz el 3 de noviembre de 1965 tras unas obras de reforma en la popularmente conocida como Iglesia de los Mesones, donde hoy en día permanece oculto a la vista de miradas indiscretas. En definitiva, se trata de un misterio sin resolver donde se conjugan historia, leyenda y quizás dos tradiciones distintas. Un autentico 'Expediente X'.
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FUENTE: nortecastilla.es
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